"Filosofar es una actividad intelectual dependiente de la mente en el procesamiento desde las impresiones exteriores a la formación de las ideas internas en un lenguaje que se externa al más allá de nuestro ser”. Esto es precisamente lo que hace el poeta y ensayista dominicano José Mármol en su programa de entrevistas “Conversación en La Catedral”. A mi entender, el Poeta y escritor José Mármol es Considerado como el poeta más importante de toda la Generación de los Ochenta. Entre sus numerosos méritos se puede decir que es también un sólido ensayista y teórico de la poesía, crítico de arte y literatura. Sus numerosos Textos, tanto poéticos como ensayísticos, han sido seleccionados para formar parte de numerosas e importantes antologías nacionales e internacionales, además de haber sido traducidos al inglés, francés e italiano. Este programa es sin lugar a equivocarme, único en su género. Ha tenido varias nominaciones en los reconocidos premios dominicanos. Hemos visto desfilar a numerosas figuras del arte, espectáculo, cine, música y artes de Iberoamérica. Creo que hay una marcada presencia de la voz oral del español dominicano en sus poesías. Se pueden observar giros expresivos y vocablos propios del lenguaje cotidiano en la superficie de sus poemas, con todo y que estos parezcan, en una primera lectura, muy densos o muy cargados en términos conceptuales. Hay poemas en los que aparecen voces del habla popular que tal vez no aparezcan en diccionarios de la lengua española. Se trataría, pues, de neologismos; que, a decir verdad, nada tienen de nuevo en la tradición oral de nuestro país. Asimismo. Es probable que por su intrínseco espíritu libertario y por su elevado contenido de espontaneidad, el habla popular sea mucho más creativa que la lengua escrita. Pero lo que más me ha impactado de este joven poeta, es ver como nutre las estructuras rítmica y sonora en su poesía con los aires de la oralidad, con los pregones urbanos y campesinos, con las décimas y coplas repentistas, con los cantos de la religiosidad popular, con los estribillos del canto del labriego. Es un privilegio inigualable poder filosofar con José Mármol y tener “una conversación en la catedral”.
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