"Y
sin embargo se mueve…" Murmuro Galileo Galilei mientras salía de
los Tribunales de la inquisición de la Iglesia Católica en 1963 después
de pronunciar su discurso de retractación por haber sostenido y creído que el
Sol era el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no era el centro y que
se movía alrededor del sol, idea que revoluciono el mundo existente de esa
época, desmontando así la teoría geocéntrica expuesta por Claudio
Ptolomeo en el siglo II, lo cual demuestra una vez más lo cambiante
que son las cosas. “Nada es estático, todo fluye”, decía Heráclito, y
con toda razón, pues yo mismo soy testigo de lo cambiante que puede resultar
ser la vida de una persona. Hoy, en pleno inicio de mi cuarta temporada,
haciendo una parada reflexiva, recordé la célebre frase de “Ser o no
ser” tratando de describir la experiencia misma de perder la esencia que
durante tanto tiempo se tenía guardada en lo más profundo del espíritu, de
aquel espíritu de mis días de adolescente cuando no habían reglas ni
normas, cuando el mundo giraba alrededor de mi persona y no yo alrededor
de las cosas, cuando una cadena interminable de sucesos traía consigo
siempre un desenlace feliz(sin importar que aquellos sucesos fueran
buenos o malos), cuando me sentía seguro de mí mismo y de todo, y no porque
ahora no lo este, sino, que en aquel momento no lo era pero pretendía serlo, y
aunque lo supiera me importaba poco saberlo. Y no voy a negar que con el paso
del tiempo tuve un profundo miedo. Miedo a no poder ser quien en realidad quise
ser. Miedo a defraudar a aquellos que en silencio me vieron bajar entre las
nubes al mundo de los mortales, advirtiéndome lo desastroso que sería tal
proceder. Miedo a vivir en una burbuja que podía romperse con el simple soplo
del viento. Miedo a no tener todo aquello que una vez me propuse conseguir en
la vida, porque, aunque siempre dije que tuve todo lo que quise, al final me di
cuenta que siempre se quiere más y más, que la satisfacción es un término
abstracto, ficticio, inexistente, carente de sentido y de toda lógica racional.
Y de pronto, entre miedos e incertidumbres, entre decepciones y resignación,
entre alegrías y tristezas, entre odio y amor, cuando estaba a punto de pasar
el umbral de aquella etapa y pasar a la siguiente, tuve una idea, un
destello único, de esos que cruzan entre mil tonterías al mismo tiempo,
portando la luminosidad que siempre caracteriza a las genialidades únicas de mi
cabeza. Me di cuenta que el pasado es como un ancla que hay que tirar y
dejar atrás, y junto a él, los tormentos y los murmullos, dejar quienes fuimos,
porque el presente trae consigo sus propios miedos. miedos con los cuales
viviremos hasta convertirnos en quien realmente queremos ser, Porque no niego
que la juventud es un “Divino Tesoro” pero la madurez trae consigo la mayor de
las realizaciones humanas, la satisfacción de poder ver las cosas que no se
ven, y aunque una vez me pareció ilógico pensarlo, hoy puedo decir, en
esta cuarta temporada de mi vida, que estoy en mi mejor momento.
Bienvenid@. Ponte cómod@. Disfruta de mi espacio, de tu espacio. Mis vivencias, mis historias.......
martes, 26 de enero de 2016
MI CUARTA TEMPORADA
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