martes, 26 de enero de 2016

MI CUARTA TEMPORADA




"Y sin embargo se mueve…" Murmuro Galileo Galilei mientras salía de  los Tribunales de la inquisición de la Iglesia Católica en 1963 después de pronunciar su discurso de retractación por haber sostenido y creído que el Sol era el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no era el centro y que se movía alrededor del sol, idea que revoluciono el mundo existente de esa época, desmontando así la teoría geocéntrica expuesta por Claudio Ptolomeo en el siglo II, lo cual demuestra una vez más lo cambiante que son las cosas. “Nada es estático, todo fluye”, decía Heráclito, y con toda razón, pues yo mismo soy testigo de lo cambiante que puede resultar ser la vida de una persona. Hoy, en pleno  inicio de mi cuarta temporada, haciendo una parada reflexiva,  recordé la célebre frase de “Ser o no ser” tratando de describir la experiencia misma de perder la esencia que durante tanto tiempo se tenía guardada en lo más profundo del espíritu, de aquel espíritu de mis días de adolescente cuando no habían reglas ni normas,  cuando el mundo giraba alrededor de mi persona y no yo alrededor de las cosas, cuando una cadena interminable de sucesos traía consigo  siempre un desenlace feliz(sin importar que aquellos sucesos fueran buenos o malos), cuando me sentía seguro de mí mismo y de todo, y no porque ahora no lo este, sino, que en aquel momento no lo era pero pretendía serlo, y aunque lo supiera me importaba poco saberlo. Y no voy a negar que con el paso del tiempo tuve un profundo miedo. Miedo a no poder ser quien en realidad quise ser. Miedo a defraudar a aquellos que en silencio me vieron bajar entre las nubes al mundo de los mortales, advirtiéndome lo desastroso que sería tal proceder. Miedo a vivir en una burbuja que podía romperse con el simple soplo del viento. Miedo a no tener todo aquello que una vez me propuse conseguir en la vida, porque, aunque siempre dije que tuve todo lo que quise, al final me di cuenta que siempre se quiere más y más, que la satisfacción es un término abstracto, ficticio, inexistente, carente de sentido y de toda lógica racional. Y de pronto, entre miedos e incertidumbres, entre decepciones y resignación, entre alegrías y tristezas, entre odio y amor, cuando estaba a punto de pasar el umbral de aquella etapa y pasar a la siguiente, tuve una idea, un destello único, de esos que cruzan entre mil tonterías al mismo tiempo, portando la luminosidad que siempre caracteriza a las genialidades únicas de mi cabeza. Me di cuenta que el pasado es como un ancla que hay que tirar y dejar atrás, y junto a él, los tormentos y los murmullos, dejar quienes fuimos, porque el presente trae consigo sus propios miedos. miedos con los cuales viviremos hasta convertirnos en quien realmente queremos ser, Porque no niego que la juventud es un “Divino Tesoro” pero la madurez trae consigo la mayor de las realizaciones humanas, la satisfacción de poder ver las cosas que no se ven, y aunque una vez me pareció ilógico pensarlo, hoy puedo decir, en esta cuarta temporada de mi vida, que estoy en mi mejor momento.

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