lunes, 29 de noviembre de 2010

DORMIR CONTIGO

Adoro los días en que duermes conmigo. Porque al tenerte a mi lado me siento fuerte y las ansias se van. Las dudas desaparecen con el frio de la madrugada, porque estas a mi lado, porque tu cuerpo calienta el mío. Entre sueños me pierdo y me alejo, pero al sentir tus manos tocando me pecho regreso de lo más profundo de mis sueños y me adhiero a ti, sintiendo como calientas mi alma y envuelves mis sentidos. Dormir contigo es como sentir como se desliza por mi cuerpo el rocío suave y delicado de la mañana, es como poder palpar tu delicada sonrisa de ángel, la cual alegra mis días y me convierte en el hombre más feliz de esta tierra. Dormir contigo me hace ser niño de nuevo, me hace saltar y correr por el aquel camino mágico, lleno de cuentos y hadas saltarinas, motivándome a pedir deseos y fantasear con poder tocar el cielo viajar en las blancas nubes. Dormir contigo me devuelve la pasión, el amor, la lujuria, y a la vez me llena de calma, de paz, de tranquilidad. Al dormir contigo siento como pasan infinitas ideas por mi mente, es como si millones de estrellas colapsaran en el universo, como si las estrellas fugaces no se extinguieran nunca, como si los recuerdos se perdieran entre tus cálidas mejillas, y al mirar tu boca me pierdo en tu encanto, siendo cómplice contigo en tu silueta de manos, porque me tienes prisionero de tus deseos. Y es que dormir contigo en toda una travesía, porque te abrazo y te aprieto a mi pecho, sintiendo como mi mente se va durmiendo ante la inminente llegada del sueño que me invade, y entonces me entrego a él, sin resistencia, sin luchar, porque sé que estoy a tu lado y que pasare toda la noche durmiendo contigo.

jueves, 25 de noviembre de 2010

LAMENTOS DE LA MADRUGADA

Entre sueños, delirios y la realidad que me ha tocado vivir, sentí mi propio lamento escondido, secreto. Como si estuviera recorriendo por aquel bosque prohibido, acompañado del susurro de una corriente de brisa que se mueve en todas direcciones sin un norte a seguir, sin un propósito que cumplir, caminando por aquella triste realidad que se ocultaba tras las hojas que caen en el cruel otoño. Y fue entonces que aquel remordimiento se adentró en mí ser, jugando a ser rey en aquel castillo que por un instante creí ser mío, teniendo a mis sentidos y emociones como simples vasallos de sus crueles intenciones, utilizando en mi contra mis propios pensamientos para hacerme sentir que al final nada tienes razón de ser. Sentí como recorría mi cuerpo provocando en mi confusiones y desilusiones amargas, como si tratara de asfixiarme y doblegarme ante sus intenciones, persiguiéndome hasta acorralarme al final del camino de mis días, como si fuera culpable por haber escuchado aquel secreto que desconocía y que, desafiando las fuerzas que lo mantenían oculto a mis ojos, a mis sentidos, decidí ser merecedor de esos secretos perdidos. Sentí como lloraba mi alma al no ser escuchada, como si tratara de descifrar la solución a esos problemas que durante mucho tiempo han perturbado la existencia misma, inquieta al no ver como se derrumbaba todo aquello que se había logrado con tanto sufrimiento y desdicha. Y sentí que mi alma, devastada por todo me abandonaba, como si se arrepintiera por haberme dado fuerzas, desilusionada por no haber sido escuchada, atormentada por los miedos que yo le infundía, dejándome sin aliento, sin fuerzas y sin entendimiento. Al final, cuando creí haberlo perdido todo, cuando mi ser mismo ya no aguantaba tanta aflicción, cuando mi conciencia había muerto, desperté, empapado de sudor, alegre porque todo había sido un sueño, pero triste al saber que había tenido un lamento de mi alma.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

AL DESPERTAR

Después de haberte buscado por tanto tiempo, sumergido en aquel laberinto olvidado, oscuro y frio, aquel laberinto sin vida por el cual perdí aquellos días felices en los que me arme de valor y decidí salir en tu búsqueda, segado a veces por la desilusión y el descontento por no encontrarte, llegando a creer que mi destino se había dictado por aquellas fuerzas escondidas y divinas, aquellas que escapan a nuestro conocimiento y nuestro entendimiento, porque se me advirtió cuando decidí bajar del aquel lugar inmortal, cuando decidí entregarme por entero a la humanidad, aquella humanidad que se transformó en una enorme laguna en la que me sumergía día tras día con el único afán de poder verte y tenerte. Finalmente soñé que te encontraba, que estabas ahí, frente a mis ojos, que finalmente te tenía en mis brazos, que tu respiración se ligaba con la mía y que ambos nos perdíamos en nuestro propio deseo y encanto. Entonces apreté tus manos, tan fuerte como el mismo viento en plena tormenta, y te besé tiernamente, sintiendo como humedecías mis labios como el rocío en plena mañana. Mientras te besaba mi corazón palpitaba de manera acelerada, como si quisiera salir de mi pecho y ser libre, y empecé a perderme en tus encantos, y la fantasía misma me cubrió con sus dulces delirios, llevándome al cielo mismo, recorriendo el camino largo que formaban las blancas nubes. Y cuando llego el momento de despertar, el momento decretado para la partida de aquel mundo mágico en el que te habías refugiado por tanto tiempo, note tu tristeza, tus ojos engrandecieron y una lagrima se deslizó por tu bello rostro, haciéndome caer el más profundo retardo de agonía que humano alguno haya podido presenciar. Y te fuiste alejando de mí, como se pierde la oscuridad de la noche ante la inminente llegada de la mañana. Cuando todo terminó, cuando creí haberte perdido de nuevo, entonces desperté y te encontré a mi lado, te aferrabas a mi pecho y entonces comprendí que el amor nos hace soñar, nos hace fuerte y débil a la vez, nos convierte en todo y nada, pero, sobre todo, nos devuelve la alegría y la felicidad y nos llena de bellas fantasías, y esto lo puedo decir a ciencia cierta porque fue exactamente lo que sentí cuando al despertar te vi a mi lado.

viernes, 19 de noviembre de 2010

TU OLOR AL AMANECER


Sin haberte esperado, sin saber que existías, has despertado en mí todo aquello que creí haber perdido en mis días perdidos. Sentimientos que me fueron robados, que fueron escondidos, ocultos a mi corazón, cuando decidí convertirme en un ser amargo, sin sentimientos. Y llegaste tú, encendiendo de nuevo la chispa que las frías brizas de las decepciones habían apagado, reviviendo en mí mis ilusiones secretas, devolviéndole a mi ser las emociones que durante dos largos años se ausentaron de mi alma. Has llegado a encender cada parte de mi ser, has dejado tu olor fundido en mi piel, haciendo que mis sueños ya no sean sueños, que las sombras ya no sean sombras, combinando mi respiración con la tuya. Porque me acostumbré a vivir mi vida sin pedir, sin exigir, porque perdí la faculta de ver lo bella que es la vida, Y TU me has hecho ver mi presente y olvidar mi pasado. Porque llegué a sentirme solo sin estarlo, desprotegido en alta mar, y de repente sentí tus brazos sujetándome de no seguir cayendo en el oscuro abismo que mi propia mente creo, sepultando los recuerdos felices de mi vida pasada. Al besarte siento como mi respiración se agita, al abrazarte siento como mi cuerpo se refugia en lo más alto de la cima, porque tus encantos y atenciones me han conquistado. Gracias por ser quien eres, porque tengo que confesarte que eres todo lo que buscaba y esperaba.Al despertar me di cuenta que no fue un sueño, un delirio de mis fantasías secretas y olvidadas. Estabas ahí, junto a mí, con tu bella sonrisa y tu mirada divina, capaz de doblegar al más fuerte de mis impulsos. Capaz de llevarme al rincón más profundo del cielo mismo y hacerme delirar entre mis fantasías y mis realidades. Ahí estabas, sin imaginar las innumerables ocasiones en las que soñé tenerte entre mis brazos, apretar tu pecho junto al mío, susurrarte al oído con voz suave y melodiosa que te amo, que eres lo más importante que me ha pasado en mucho tiempo, en toda mi vida. Y fue entonces cuando imagine apretar tu mano suave y tierna y recorrer el bello campo, como en aquellos días de otoño, aquellos días felices que cubrían mi vida y me llenaban de ilusiones, sí, recorrer la pradera y contemplar aquel jardín parecido al paraíso mismo, aquel jardín que crece a lo largo del camino infinito que se visualiza por tu ventana. Aunque muchas ideas recorrieron mi mente en esos fugaces segundos, debo de confesarte que en todos estabas tú, a mi lado, fundiendo tu ser con mí ser. Mientras me perdía en esos sueños e ideas en mi mente, tu rico olor me trajo de vuelta a la realidad, sentí como me abrazaste y te acercaste a mi oído, como si intentaras examinar mi silueta, buscando rastros en mi piel, en mi aroma, en mi ser. Al despedirme de ti me sobrevino la tristeza, la agonía y la tensión, porque te ibas de mi lado, dejándome solo con tu olor en mi piel, aquel que me hizo contemplar los sueños escondidos durante toda la noche, la noche que me regalaste y recordaré toda mi vida, porque, aunque no lo creas, tu olor y tu ser se quedó guardado en mí.

miércoles, 24 de febrero de 2010

REMORDIMIENTOS DEL ALMA

Remordimientos de alma”. Quizás este sea el término que explique los cambios de personalidad que reflejan tristeza y angustia cuando se carece de una conciencia. El remordimiento del alma es un concepto más profundo. Sobrepasa la línea de lo racional y se convierte en un hecho o fenómeno inexplicable desde el punto de vista humano. Implica más que una conciencia afectada (si es que existe alguna conciencia). No es que se intente regresar al pasado en busca de una segunda oportunidad para remediar o evitar el hecho generador de tal estado de situación, sino que, es un estado caracterizado por la aceptación de las consecuencias que implicaron el haber actuado de tal o cual forma, y esto es lo que, desde mi punto de vista, lo hace ver como un hecho inexplicable. En un estado de remordimiento rutinario, las respuestas emocionales del cuerpo son producidos o emanados por un factor emocional llamado “conciencia”, pero, ¿Y si se carece de tal factor emocional? ¿Quién dicta las órdenes? En días pasados mi amigo FB por razones que no vienen al caso mencionar, se vio en la obligación de despedir a uno de sus empleados directos, acción que en un principio no resulto tan difícil para él, puesto que desde mi punto de vista es una persona que carece de conciencia. Al enterarse de las dificultades que este individuo paso producto del despido, mi amigo FB empezó a manifestar una serie de cambios emocionales que culminaron con la reposición del individuo a su anterior puesto de trabajo. El punto clave de la situación no lo constituyo la acción de reposición, sino, los cambios emocionales sufridos durante el proceso. Es por ello que digo que los remordimientos del alma son más profundos, son más complicados, más enigmáticos. Es un pesar cuyo origen no está en nuestra cabeza, sino en nuestro corazón. Es una aceptación de las consecuencias, sin que se quiera remediar el hecho. Es un padecimiento consiente, como si se tratara de una marca de nacimiento que se llevara durante toda nuestra existencia. Es un estado en el que no hay solución, o al menos no se contempla de manera consiente. Lo que me lleva a pensar que a veces es mejor tener conciencia, aunque no se quiera, porque al final, y solamente al final se afectara nuestra mente y no nuestro espíritu cuando se padezca de un remordimiento del alma.