viernes, 19 de noviembre de 2010

TU OLOR AL AMANECER


Sin haberte esperado, sin saber que existías, has despertado en mí todo aquello que creí haber perdido en mis días perdidos. Sentimientos que me fueron robados, que fueron escondidos, ocultos a mi corazón, cuando decidí convertirme en un ser amargo, sin sentimientos. Y llegaste tú, encendiendo de nuevo la chispa que las frías brizas de las decepciones habían apagado, reviviendo en mí mis ilusiones secretas, devolviéndole a mi ser las emociones que durante dos largos años se ausentaron de mi alma. Has llegado a encender cada parte de mi ser, has dejado tu olor fundido en mi piel, haciendo que mis sueños ya no sean sueños, que las sombras ya no sean sombras, combinando mi respiración con la tuya. Porque me acostumbré a vivir mi vida sin pedir, sin exigir, porque perdí la faculta de ver lo bella que es la vida, Y TU me has hecho ver mi presente y olvidar mi pasado. Porque llegué a sentirme solo sin estarlo, desprotegido en alta mar, y de repente sentí tus brazos sujetándome de no seguir cayendo en el oscuro abismo que mi propia mente creo, sepultando los recuerdos felices de mi vida pasada. Al besarte siento como mi respiración se agita, al abrazarte siento como mi cuerpo se refugia en lo más alto de la cima, porque tus encantos y atenciones me han conquistado. Gracias por ser quien eres, porque tengo que confesarte que eres todo lo que buscaba y esperaba.Al despertar me di cuenta que no fue un sueño, un delirio de mis fantasías secretas y olvidadas. Estabas ahí, junto a mí, con tu bella sonrisa y tu mirada divina, capaz de doblegar al más fuerte de mis impulsos. Capaz de llevarme al rincón más profundo del cielo mismo y hacerme delirar entre mis fantasías y mis realidades. Ahí estabas, sin imaginar las innumerables ocasiones en las que soñé tenerte entre mis brazos, apretar tu pecho junto al mío, susurrarte al oído con voz suave y melodiosa que te amo, que eres lo más importante que me ha pasado en mucho tiempo, en toda mi vida. Y fue entonces cuando imagine apretar tu mano suave y tierna y recorrer el bello campo, como en aquellos días de otoño, aquellos días felices que cubrían mi vida y me llenaban de ilusiones, sí, recorrer la pradera y contemplar aquel jardín parecido al paraíso mismo, aquel jardín que crece a lo largo del camino infinito que se visualiza por tu ventana. Aunque muchas ideas recorrieron mi mente en esos fugaces segundos, debo de confesarte que en todos estabas tú, a mi lado, fundiendo tu ser con mí ser. Mientras me perdía en esos sueños e ideas en mi mente, tu rico olor me trajo de vuelta a la realidad, sentí como me abrazaste y te acercaste a mi oído, como si intentaras examinar mi silueta, buscando rastros en mi piel, en mi aroma, en mi ser. Al despedirme de ti me sobrevino la tristeza, la agonía y la tensión, porque te ibas de mi lado, dejándome solo con tu olor en mi piel, aquel que me hizo contemplar los sueños escondidos durante toda la noche, la noche que me regalaste y recordaré toda mi vida, porque, aunque no lo creas, tu olor y tu ser se quedó guardado en mí.

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